El rubor facial patológico se produce debido a una respuesta anormal del Sistema Nervioso Simpático, que hace que las personas se pongan coloradas ante cualquier situación, sin necesidad de pasar una vergüenza.
Con sólo encontrarse con alguien, si les hablan, los miran o preguntan por ellos, basta para que sus caras se pongan del color de un tomate.
Esta situación impide que tengan una vida social normal, porque desarrollan una fobia social que hace que se aíslen y dejen de exponerse en público.
La gran respuesta para estas personas es la simpatectomía, con la cual hemos obtenido un 95% de satisfacción entre nuestros pacientes. “El 30% de los pacientes que sufren rubor facial patológico tiene también hiperhidrosis o sudoración excesiva en la cara, manos y/o axilas, por lo que con la simpatectomía damos solución definitiva a las dos patologías”. Entre los posibles efectos colaterales, hay que mencionar a la sudoración compensatoria, que significa que transpiran más en ciertos lugares del cuerpo, como espalda, abdomen o piernas cuando la temperatura ambiente es elevada o están haciendo ejercicio físico. Sin embargo, los pacientes aseguran que es una molestia mínima comparada con lo que tenían antes y no obstaculiza las relaciones con otras personas.
La simpatectomía se realiza con anestesia general a través de dos incisiones axilares de cinco milímetros. Por una de ellas se introduce una cámara de video y por la otra el bisturí ultrasónico o láser que resecará el ganglio T2 de la cadena simpática torácica. La operación dura entre 20 a 30 minutos y es ambulatoria. Pueden volver a sus actividades normales después de 48 horas, pero los ejercicios de tren superior no son recomendables durante quince días. Los resultados son inmediatos.
Dr. Víctor Gómez Ponce, cirujano torácico especializado en los procesos patológicos que afectan a toda la cavidad torácica.
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