Los problemas pleurales pueden ser causados por diversas condiciones. Las infecciones virales son una de las causas más comunes. La insuficiencia cardiaca congestiva es la causa más común del derrame pleural. Las enfermedades de los pulmones como la enfermedad de obstrucción pulmonar crónica (EPOC), tuberculosis y una lesión pulmonar aguda, causan neumotórax. La causa más común del hemotórax es una lesión en el pecho. El tratamiento se centra en la eliminación de líquido, aire, sangre del espacio pleural, aliviar los síntomas y el tratamiento de la condición subyacente.
El mesotelioma es un tumor que deriva de las células mesoteliales de la pleura, peritoneo, pericardio y túnica albugínea del testículo. El mesotelio es una membrana que recubre interiormente todas nuestras cavidades.
La localización pleural es la más frecuente (80%), afectando la pleura de forma difusa. La pleura es la membrana que cubre la caja torácica y la superficie de los pulmones.
Es un tumor poco frecuente. Se presenta entre la 5ª y 7ª década de la vida debido a la exposición laboral previa al asbesto o amianto (un mineral) en la juventud. La incidencia es más alta en Australia, Bélgica y Gran Bretaña (con más de 20 casos por millón de habitantes); en España, la incidencia es menor de 22 casos por millón, y el mesotelioma representa el 0,3% de las muertes por cáncer. La incidencia es mayor en varones que en mujeres.
La media de supervivencia de los afectados por un mesotelioma maligno está entre los seis y los 18 meses.
El asbesto -nombre comercial de un mineral formado por sílice, magnesio, cal y óxido ferroso- es la principal causa del mesotelioma, habiéndose demostrado su capacidad carcinogénica en animales. En humanos se ha comprobado que el riesgo es proporcional a la exposición al mismo, siendo los mineros y los trabajadores de la industria naval, la de la construcción, la textil y los fontaneros, los grupos de mayor riesgo. De hecho se calcula que hasta un 10% de los trabajadores en riesgo desarrollan un mesotelioma, y el 80% de casos de mesotelioma tienen antecedentes de exposición a este mineral, cuyo uso en la construcción se empezó a limitar desde hace décadas y ha sido prohibido en numerosos países desarrollados, pero sigue presente en muchos de los edificios que nos rodean. Actualmente, existen diversas causas judiciales y asociaciones de víctimas que reclaman indemnizaciones para los afectados por su uso.
El periodo de latencia (tiempo entre la exposición y la aparición de la enfermedad) puede ser entre 14 y 75 años, y otros factores que pueden influir son el tiempo de exposición, la intensidad y la exposición ambiental, e incluso hay casos de mesotelioma familiar.
Otras causas del mesotelioma son la radiación ionizante (aumento de incidencia en pacientes previamente tratados con radioterapia) o el virus SV40, presente entre el 60 y 86% de las muestras de mesotelioma (aunque no se pueden extraer resultados concluyentes en los estudios).
Como los síntomas de este tumor son muy inespecíficos, los hallazgos de sospecha de un mesotelioma aparecen con la radiología, tras comprobar antecedentes de exposición al asbesto. Las distintas pruebas radiológicas: TAC o RNM son útiles para el estudio de extensión o para determinar la resecabilidad (operabilidad) o no de la lesión. La PET es superior al TAC estableciendo la enfermedad a distancia, pero tiene sus limitaciones en la estadificación locorregional.
La obtención de una muestra para el diagnóstico anatomopatológico del mesotelioma puede ser mediante toracocentésis (obtención del líquido pleural) para posterior estudio citológico, pero la rentabilidad de esta prueba no es mayor del 33%. La biopsia pleural para la obtención de un cilindro de tejido se puede hacer a ciegas (rentabilidad del 50%), o abierta mediante videotoracoscopia (VATS), o mediante toracotomía, alcanzando hasta un 95% de rentabilidad; además, informa de la extensión de la enfermedad al diafragma, pericardio, pared torácica y ganglios linfáticos. Esta biopsia comporta un riesgo de diseminación por la pared torácica hasta en un 10% de los pacientes.
El tratamiento del mesotelioma depende del estadio en que se encuentre la enfermedad, y se puede decir que no hay tratamientos estándar debido a lo escaso de su incidencia. Actualmente se utilizan las siguientes terapias:
La cirugía con intención curativa es, en teoría, la mejor opción para el tratamiento del mesotelioma, sin embargo, la resección completa (con márgenes amplios y negativos) rara vez se consigue. Menos del 25% de los operados permanecen vivos a los 5 años.
Tenemos las siguientes opciones:
Aunque el mesotelioma es un tumor radiosensible, las indicaciones de radioterapia son limitadas debido a la proximidad con el corazón, esófago, hígado y médula espinal (estructuras más radiosensibles).
Se puede utilizar en:
Aproximadamente en el 85-90% de los pacientes los mesoteliomas se presentan como enfermedad irresecable (localmente avanzada o metastásica), por lo que la intención del tratamiento será paliativa. Ya hemos visto este escenario para la cirugía y para la radioterapia.
La quimioterapia obtiene entre un 10 y 20% de respuestas en monoterapia. Los agentes empleados son los platinos (cis o carboplatino), las antraciclinas (adriamicina) y los antimetabolitos (pemetrexed). En esquemas de poliquimioterapia, las respuestas son mayores (hasta el 48%). El esquema más activo es cisplatino-pemetrexed, por lo que se puede considerar el tratamiento estándar en enfermedad irresecable. Otro fármaco muy a tener en cuenta en combinación con platinos (incluso con oxaliplatino) es el raltitrexed.
Los nuevos agentes antidiana (antiangiogénicos o inhibidores tirosin kinasa) no han demostrado, por ahora, su utilidad.
Son muchos los factores pronósticos que influyen para la supervivencia (en estadios avanzados) como por ejemplo: el estado general del paciente, el dolor torácico, la disnea, la trombocitosis (plaquetas >400000), la pérdida de peso, LDH elevada (>500 UI/l), afectación pleural, (en comparación con pericardio o peritoneo), anemia, leucocitosis, edad mayor de 75 años, etcétera.
Dr. Víctor Gómez Ponce, cirujano torácico especializado en los procesos patológicos que afectan a toda la cavidad torácica.
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